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Nunca hubiera esperado que me pasara lo que me pasó, yo siempre me he considerado heterosexual y nunca me había planteado tener sexo más que con mujeres. La verdad es que estuve con 2 mujeres que eran muy especiales.
Todo comenzó en un viaje de trabajo, me encontraba yo tratando de cerrar un negocio de mi empresa, nos dedicamos a la venta de equipos y programas informáticos y yo soy comercial. Me pasé el día enseñando un programa en un concesionario de coches, la responsable era una mujer bastante alta, morena con el pelo largo y con un cuerpo escultural, era una auténtica belleza, eso si, bastante seria y muy profesional. Llevaba una minifalda de cuero con medias y ligas, una chaqueta a juego con la minifalda y una blusa blanca bastante escotada, que dejaba ver parte de sus enormes pechos. Se llamaba Tamara, era mulata y me dijo que era de Venezuela. Era una auténtica diosa de ébano.
Tamara era muy profesional y minuciosa en su trabajo, se aseguró muy bien de que nuestros sistemas eran los adecuados para su empresa. Finalmente, firmamos el contrato.
- Seguro que quedáis muy contentos con este sistema - le dije yo - Habéis hecho una buena inversión.
- Estoy segura de ello - respondió con seguridad Tamara - Ahora que ya hemos terminado con los negocios vamos a tomar un café.
Acepté su invitación y Tamara me llevó a una cafetería cercana, donde nos sentamos en una terraza ya que hacía buen tiempo.
- ¿Y ya te vuelves para casa? - me preguntó ella.
- Todavía me quedo hoy todo el día - le respondí - Eso si, ya un poco de relax. Me dedicaré a conocer un poco la ciudad.
- Ya verás como te gusta. Si quieres, a partir de las 7 estoy libre. Podemos quedar y te enseño alguna cosa.
- Eso estaría muy bien pero no tienes porque molestarte, Tamara.
- No es ninguna molestia, de hecho, lo haré encantada, me has caído muy simpático.
Yo no podía dejar de observar aquel imponente escote y, aunque trataba de que no se notaran demasiado esas miradas, ella se apercibió de aquello.
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